17 de agosto de 2010

Vacaciones Permanentes

Finalmente soy un desocupado más.
El viernes 13 puse fin a 12 años de relación con Philips Argentina. 
Me despedí con un mail que decía así:

No viene mal, de vez en cuando, quemar el rancho (para no morir de viejo)

Estimados colegas y amigos,

Luego de algo más de 12 años dejo Philips para aventurarme hacia lo desconocido.
(Lo que viene es cursilería) Al igual que los primeros conquistadores que salieron a la mar, dejando el cómodo suelo, me armé de valor y parto en búsqueda de otros horizontes, de nuevos desafíos, porque comprendí que el crecimiento implica cambios que debemos generar y autogestionar.

Me mueve el afán de crecer como líder. Porque, por definición, un líder es alguien que tiene seguidores. Y el primer seguidor debe ser uno mismo.
Hacia fines del año pasado me dí cuenta que yo no sería seguidor de mí mismo. No era bueno el estilo de vida que estaba siguiendo.
Me voy buscando atraer a aquellos que más deseo que sean mis seguidores, aquellos a quienes más quiero guiar en la vida: mis hijos y esposa.

En esta despedida no tengo más que agradecimientos hacia Philips. A la empresa y a la gente que la hace día a día. Conocí individualidades entrañables, me llevo cientos de conocidos, una pila así grandota de aprendizajes, consejos y experiencias.
Le debo a la organización toda mi formación profesional y la posibilidad de viajar y conocer otros países. Me llevo sus valores que comparto como propios: el desarrollo de las personas, el logro cumplimiento de los compromisos, el trabajo en equipo y la satisfacción al cliente.
No obstante, creo haber saldado deudas. He dado todo de mí, con responsabilidad, pasión (a veces en exceso), dedicación y vocación de servicio.

No me llevo mi celu, así que olviden el 15-4171-2565. No los atenderé allí. Pero, en un mundo hiperconectado, las posibilidades de encontrarme no son pocas: estoy en Linkedin, Facebook, Twitter y/o en mi mail particular (xisusg@gmail.com). Eventualmente, me podrán encontrar en el 15-3450-9154. Si contesta una voz demasiado prepuber, no es que rejuvenecí con el parate, seguramente será mi hijo quien los atienda.

Les deseo lo mejor en sus vidas. No olviden sus prioridades -nunca acepten al trabajo como primera opción-. Y (consejo viejo, pero valedero) no olviden usar protector solar.

Abrazos

Jesús


Para aquel despistado que cayó por acá en oportunidad anterior, reconocerá que he repetido conceptos y frases aquí vertidas. Es que no quería derrochar la poca creatividad que me queda.
Al texto se sumaron más de 40 respuestas escritas -y muchas más presenciales- con buenos augurios, salutaciones, felicitaciones y agradecimientos.
Me retiré emocionado con las manifestaciones de cariño y reconfortado con el saber de haber dejado una pequeña huella que durará algo más de una marea.

Ahora estoy en verdadero trance, esperando una nueva oportunidad laboral que incluya, en lo posible, un crecimiento profesional. Creo que es posible.

La idea del retorno a los pagos sigue vigente, pero no de manera permanente. Estamos evaluando hacer algo allí, de manera de ir cada fin de semana. También tengo la certeza que será posible.

Por el momento, vacaciones indeterminadas (o permanentes en el cortísimo plazo).
¿Y qué tema poner? Los viejitos dirán: Aerosmith, los más jóvenes -no demasiado- se acordarán de Attaque, los indies harán mención de REM. Algún cinéfilo me hablará de Jim Jarmusch. Bue, hay para todos los gustos.

Saludos







2 de junio de 2010

Sin palabras



Alafinal, estoy gorjeando por la net. Soy uno más en Twitter.
Y debo reconocer que está bueno, sobre todo para enterarte de las cosas que pasan.
El tamaño de los post me cuestan un poco. No tengo el suficiente poder de síntesis y los 140 caracteres me parecen pocos para redondear una idea o poder contextualizarla, al menos.
Pero bueno, ahora sé que al Manu Ginóbili se le cayó el árbol del patio, que JP Varsky está volando a Sudáfrica, que el Kun Agüero extraña al nene en el día su cumpleaños 22 y que hoy es el Día Internacional de las Trabajadoras Sexuales (además del Día Nacional del Perro -Felíz día Ramón-, del Bombero Voluntario y del Profesional de Ciencias Económicas -Feliz día para mí-).
Ahora, hay algo que tengo incompleto en ambas redes sociales y no sé que poner: la mini Bio. ¿Qué puedo decir de mí? ¿Cómo expresar brevemente lo que Soy? ¿Qué es uno? ¿Lo que hizo? ¿Lo que hace? ¿Lo que tiene? ¿Lo que piensa? ¿Las cosas que le gustan? ¿La música que escucha? ¿Las películas que mira? La opción está allí, puesta de manera superficial, como un campo más a llenar en un formulario. Pero no es joda. Es fácil poner la edad -objetiva, pero falsificable-, puede generarle dudas en algunos el tema de la definición sexual, pero poner QUE ES uno, eso ya es pregunta de divan. Lo veré con Ariel el miércoles próximo.
Hasta luego. Nos vemos en

 Jesus Garcia


18 de mayo de 2010

Pensamientos anónimos de seres que podrían tomar el 67 (I)


Cuando estaba solo en el monte siempre pensaba que nunca haría lo que hoy es mi rutina.
¿¡¿Cuántas veces nos pasa lo mismo, no?!?
No somos tipos fieles a nuestras ideas. Más bien, panqueques que nos acomodamos a la opción más simple.
Sin embargo, hay algo de lucha en lo incómodo, de heroísmo, de goce, de supervivencia, de amor propio, de orgullo.
Tener para decirles a los demás “Yo lo pude hacer”.
¿Y qué pasa si no encontramos interlocutor?   ¿Qué hay si no hay nadie? ¿De qué nos sirvió el esfuerzo?
Es que no tiene sentido el esfuerzo si no hay quien lo valore o le de sentido. No se puede ser tan estúpido de sufrir para uno mismo. El sufrimiento es un recurso de marketing personal. Y el marketing necesita consumidores.
Hoy eso no pasa. Estoy rodeado de miles de personas. Aunque no hablo con nadie. Nadie sabe nada de mí. Me miran, se dan cuenta de lo que hago, pero no saben ni mi nombre, ni mi origen, ni como llegué acá, ni que pienso de ellos, ni hacia donde quiero ir. Nadie consume mi historia.
Hay miles de posibilidades a mí alrededor, pero ningún interlocutor en concreto. Estoy más solo que en el monte. Y sufro sin padecer sufrimiento aparente.
Ojo que charlo con algunos. Es imposible trabajar o comer en la ciudad sin pronunciar palabra alguna. Pero no consigo mantener una conversación con nadie. Solo son frases necesarias para concretar transacciones comerciales.
Necesito encontrar a alguien.

6 de mayo de 2010

Ni en joda

Si digo que el periodismo es un negocio y no un servicio no creo estar diciendo nada nuevo. Cuánto mucho recibiré la crítica de mi amigo Alejandro -periodista él, tanto de temas deportivos como políticos y económicos-, siempre sentado a la derecha y enfrente mío.
Pero lo que está haciendo Clarín es ya un despropósito. Solo por si esto se lee fuera de Argentina, aclaro que Clarín es un matutino porteño, el más leído del país, que mantiene -en estos momentos- una fuerte oposición al gobierno actual (y viceversa).
Hete aquí, que el mencionado periódico está saturando los demas medios -desde la net- con una serie donde un personaje llamado Rizzutti está en la disyuntiva entre asistir al mundial de Sudáfrica (porque es su sueño, porque es humilde y se ganó el viaje en un concurso, etc) o quedarse para presenciar el nacimiento de su primer hijo.
Quiero ponerme en pesado e intolerante y marcar mi posición de argento-gallego-tano-vasco-terco que soy: Es inaudito plantear una disyuntiva semejante. Establecer ese debate en la sociedad es bajar la vara hasta el suelo en lo que a valores humanos se trata.
Me encanta el futbol. Lo adoro. Pero el nacimiento de un hijo (no importa el orden) es un acontecimiento trascendental único, tan impactante que deja inoperante el lenguaje a la hora de tratar describirlo.
Esto no es más que la Tinellización ético-cultural a la hemos llegado (es una exageración pero creo que vale la crítica). Que todo sea espectáculo, objeto de deseo, comercializable no me parece un rasgo de desarrollo de la sociedad humana. Y, en eso, ni Clarín, ni los medios todos (salvo escasísimas excepciones -como por ejemplo el ciclo "Filosofía aquí y ahora" de canal Encuentro), están generando valor alguno, más aun, siembran confusión, atontamiento y achatamiento entre el público cautivo.
Ni en joda se puede comparar un espectáculo deportivo con el acontecimiento único que representa la llegada de un hijo (la razón de nuestro existir).

29 de abril de 2010

Post 51

Al final, resulté un vago. 1 año y medio y recién voy por el post 51 (a razón de 1 cada 11 días, lo cual es puro palabrerío estadístico insulso, ya que se mezcla la euforia inicial con la dejadez actual).
Pero en 51 post han pasado muchas cosas, se ha hablado de varios temas (algunos demasiado recurrentes), pero -sobre todo- ha pasado mucha gente muy piola.
A ellos (ustedes) les quiero contar que estoy en facebook (Jesus Garcia - www.facebook.com/xisusg), por si quieren hacerse amigo. Me resistí bastante pero terminé enganchado en la red social. El próximo paso puede llegar a ser Twitter, pero no tengo ganas de atarme a escribir todo lo que hago o todo lo que me viene a la mente. Creo que, por ahora, mantener este espacio sin obligaciones de actualización y algún "que estoy pensando" semanal en el caralibro será suficiente catarsis, para este momento de sosiego y preparación para el limbo laboral que se avecina.
Saludos

24 de marzo de 2010

Memoria, Verdad yJusticia

La dictadura militar argentina desapareció a 30.000 personas y cabe señalar que la palabra "desaparecido" es una sola, pero encierra cuatro conceptos: el secuestro de ciudadanas y ciudadanos inermes, su tortura, su asesinato y la desaparición de sus restos en el fuego, en el mar o en suelo ignoto.

Juan Gelman





22 de marzo de 2010

FIN


Estaba pensando que esto no daba para más.
Sin regularidad y con los yuyos tapando la entrada (de ahí el término Tapera con que se llama a los ranchos abandonados), imaginé como utópico el post 50 (este es el 49).
Ya me imaginaba yo un cierre con los temas clásicos para la ocasión: "... Y al final" de Bunbury, "Presente" de Vox Dei, "The End" de los Doors o la "Adios, amigos adios" del Gran Andrés.
El FIN, como cierre, debería ser el tema. Pero a mí me cuesta cerrar ciclos. No sé si es por cobardía, porque me encariño, por lástima o vayaunoasaberque, la cosa que, pensando en el asunto, encontré tema de charla precisamente en el FIN.
Porque todo final lleva implícito el puntapié inicial de otra cosa, de otra etapa, de otra vida. Incluso la muerte, para los creyentes, es un paso hacia otra etapa. De eso hablaba Mamerto Menapace en su libro “El paso y la espera”, tratando de elaborar el duelo de su madre. Y hasta Bob Dylan, en su “Death is not the end“ –hermosamente versionado por Nick Cave y Kylie Minouge-.
No es caprichoso que haya elegido la imagen de un reloj a las 12 en punto. ¿Es el comienzo de un mediodía, el final de un mediodía, ambas cosas?
Al final, si he de elegir una canción que grafique el sentimiento, debería ser “El final es en donde partí”. Porque, la vida es cíclica (con rulos ascendentes –porque hay aprendizajes-). La imagen clásica del Ourobouro –la serpiente que se come la cola-.
El fin es un comienzo. Si partimos del reposo hacia algun lugar, ese punto de destino, ese objetivo es el Fin. 
Hablamos de tener un FIN en la vida. Que sí es la muerte, pero no lo decimos así. Cuando hablamos de tener una finalidad, estamos hablando de sentido que le daremos a la existencia, siendo conocedores de su finitud. Tendremos un fin, nuestro, propio, no delegable, que nos trae libertad de elección, pero responsabilidad para optimizarlo. Ese fin, que es la muerte, nos debe llegar con los objetivos cumplidos. Es así como el Fin, nos moviliza, nos lleva a que iniciemos cosas. Porque el tiempo nos apremia.
Eso nos enseñan desde chico: El fin del jardín precedió al inicio de las Tareas del Hogar y las primeras obligaciones. El cierre de la primaria nos adentró en las inquietudes adolescentes. El final de la secundaria nos lanzó al mercado laboral.
Y -siguiendo la analogía escolar-, así como cuando terminábamos un cuaderno en la primaria, este fin implicaba que vendría un cuaderno nuevo, limpio, con muchas páginas sin arrugas ni manchones, de un blanco inmaculado para llenar a nuestro libre albedrío, así se nos presenta el panorama cada vez que cerramos un ciclo. Todo nuevo comienzo que nos propone el Fin, llega con una multiplicidad de opciones, cada una de ellas con su grado de potencial satisfacción, pero –por otro lado- con su grado de posibilidad de realización.
Así, pensando en el Fin, aprendí este último tiempo que nada es para siempre. Y hay cosas que hay que cerrar para crecer. Y, nuevamente, así como la primaria termina para que llegue la secundaria, y luego la universidad. Así debe suceder con otros órdenes de la vida. Y más fundamentalmente con aquello para lo que nos preparan (o educan): el trabajo.
Cerrar ciclos implica Crecer y Crecer implica tomar riesgos, abandonar zonas de confort.
Justo el domingo en el diario había dos notas: una me recordaba que mi confort pasaba por estar acá y que, como dirían Los Caballeros de la Quema, “este no es tan mal trabajo”.
Pero, hay cosas que el dinero no puede comprar. Y no todo confort viene con el dinero. Un tipo, medio chanta, tiraba un titular “Cambiar es incómodo”. Y hacia eso voy. No por ser masoquista, ni nada por el estilo. Si fuera eso, me pondría ramitas de bambú en las uñas. 

Varias cosas nos pueden hacer cambiar. 
Herbert Simon elaboró un par de conceptos que nos pueden ayudar: 1- Teoría del Equilibrio: yo percibo que lo que doy no es reconocido. Mi contraparte percibe que da más de lo que recibe. Tensión. Desequilibrio. Para desequilibrio también tenemos que hablar del equilibrio del triángulo Persona-Familia-Trabajo. Si el trabajo absorbe más tiempo del que debería, nos quedamos sin tiempo para la familia o para nuestros momentos de intimidad personal (o disfrute egoísta). 
Otra, es la relación Mundo Percibido-Mundo Relevante. Este dice que, del total de la realidad, percibimos solo una parte, y de esa, solo le damos relevancia a una fracción. Así, nuestra realidad solo es una mínima porción del total de las realidades del mundo. Con esta idea me quedo. Con esto justificamos que solo el ir a encerrarnos a dejar nuestra creatividad, tiempo, esfuerzo y salud en una empresa sea lo "normal". Solo así dejamos que se siga concretando la Ley de Plusvalía que decía Carlos Marx "de las horas que el trabajador trabaja, una parte trabaja para él (la que revierte en lo que realmente le paga el empresario) y otra para el empresario (la que da lugar al exceso de valor de cambio que no revierte sobre el trabajador y que da lugar a la ganancia del empresario o plusvalía)." Casi siempre vamos a aceptar esa premisa (a menos que tengamos los cojones suficientes para lanzarnos a la aventura emprendedora). El tema se complica cuando el tiempo excedente –la plusvalía- es muy grande. Como diría Ignatius Reilly –personaje de la genial novela “La conjura de los necios”-, “Cuando el padre volviera del trabajo, la familia unida podría agarrarle y encadenarle por ser tan imbécil como para estar trabajando todo el día para mantenerles.” 
Llendo y viniendo con el tema del Final, se me vienen de nuevo los Caballeros a la mente, y parafraseo Faisán cuando decían “no viene mal de vez en cuando quemar el rancho, para no morir de viejos”. 
Y prendí la antorcha, para no volverme tan loco.
La flecha está lanzada. Ahora es cuestión de esperar, cerrar prolijamente esta etapa de 12 años, esperar ofertas razonables, evaluar la posibilidad de instalarnos en otro lugar, donde los chicos puedan correr, donde podamos hacer vida de barrio, donde se pueda vivir (el ideal de la casa con 10 pinos). Mientras, aparecen los miedos. Miedo al cambio, a saber que esta es Nuestra (única) vida. Miedo a la responsabilidad que nos trae la libertad. Libertad de elegir el camino que querramos. Miedo a no fracasar, sin saber bien que cosa es fracasar y que cosa es el éxito. 

Esto no es EL Fin. Sé que tengo UN Fin. Y ya lo sabemos, todo tenemos un poco de miedo. 




5 de enero de 2010

El fuego se apagó

El título es benchmarking de la publicación de MDZonline


Cómo todo se relaciona. Ayer estaba leyendo la nota a los Fattoruso que publicó la revista C del Crítica y me acordaba del Rompan todo, tema que catapultó a Los Shakers.
Ese tema, siempre me gustó más en su versión de Charly García y Pedro Aznar, que contaba con un invitado de lujo: Roberto, el ídolo juvenil de mi vieja.
Un día después, se nos vá el Gitano.
Pero, por esas cosas de la producción para la trascendencia (plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro/grabar un disco/pintar un cuadro) nos quedan registro de su paso.
Vaya este homenaje a los uruguayos pioneros del rock latinoamericano, a Charly -que salió de una jodida el año pasado-, al talentoso de Pedro y al Gran Sandro de América -el Elvis Argentino-:



(Ojo! Hablé de Elvis y uruguayos, pero no estaba hablando de Walter Ojeda -el Elvis Uruguayo-)



Perdonen este último lapsus, pero no me quería quedar solo con la necrológica.