21 de enero de 2009

Arrancacorazones


"Este es Juan, empieza hoy. Trabajará con nosotros".
Soledad levantó la vista y supo que ese chico que le sonreía esperando darle un beso de presentación le estaba cayendo del cielo.
Y empezó a laburar el tema.
En pocas semanas, chateos de por medio, logró que él la invite a salir.
No eran niños, aunque él apenas empezaba a ser un hombre. Ambos vivían solos y lejos de sus respectivos padres. No hubo demasiados preámbulos. Él quería dormir con ella y ella no quería dormir sola, diría el gallego. Sobre todo ella. A Soledad le empezaba a pesar su nombre, y su edad.
Los días se sucedieron, entre trabajo, visitas y salidas.
Pero el tiempo no es tan objetivo. Mientras que para él las cosas se daban de manera naturalmente tranquilas, ella sentía que las cosas no avanzaban. Y cometió el error de meter presión.
Juan se empezó a sentir incómodo, pero sin el valor de ponerse firme y discutir los asuntos. Se convirtió en evasor, tendiendo a negador.
El buscó refugio en otra persona. Otro miembro del mismo grupo. También compañera de trabajo, nada más que eso. Es que en el trabajo no hay amistades, ni códigos de amistad.
Sole dudaba. Entre su relación y la posibilidad del engaño.
El, obviamente, cara de póquer y el "no pasa nada" constante en boca.
La relación se empezó a enfriar. Se tomaron tiempos, se enunciaron las formalidades del caso ("no sos vos, soy yo"). Nadie puso fin, pero nadie podía afirmar la continuidad.
Fiesta de fin de Año.
Clima de juerga, penumbras que dan licencias y Juan a los besos de la tercera, a espaldas de Soledad. ¿O ella se daba vuelta para no mirar? ¿Se desentendía? Para sobrevivir hay que aprender a hacerse el boludo, aconsejaba un ex gobernador bonaerense.
Hoy, Juan y Soledad solo son compañeros de trabajo. Ella, de vez en cuando, lo busca, lo sigue. Él sigue evadiendo, pero tiene la delicadeza de no estar con la tercera. No de manera burda. ¿Es que debería de mantener las formas? ¿Es que no es historia pasada la de suya con Soledad? ¿Hubo un cierre o dejó espacio para la duda, para la ilusión? ¿Hay ilusión o solo es ceguera?
No es una historia original. Es recurrente. Muchos dirán que esto les pasó. De ser así ¿se pueden inferir postulados universales? ¿Es la mujer posesiva hasta el hartazgo? ¿Es el hombre infiel y cagón? ¿No hay más ciego que el que no quiere ver? ¿Las mujeres no tienen códigos? ¿El tiempo pasa más rápido para las mujeres? ¿Es la vida complicada o la hacemos complicada? ¿La complicación viene por el andamiaje social o porque el corazón tiene razones que la propia razón no puede entender?
Es interesante el comportamiento humano (sobre todo si estamos sentados en la platea y solo participamos para aplaudir).