18 de mayo de 2010

Pensamientos anónimos de seres que podrían tomar el 67 (I)


Cuando estaba solo en el monte siempre pensaba que nunca haría lo que hoy es mi rutina.
¿¡¿Cuántas veces nos pasa lo mismo, no?!?
No somos tipos fieles a nuestras ideas. Más bien, panqueques que nos acomodamos a la opción más simple.
Sin embargo, hay algo de lucha en lo incómodo, de heroísmo, de goce, de supervivencia, de amor propio, de orgullo.
Tener para decirles a los demás “Yo lo pude hacer”.
¿Y qué pasa si no encontramos interlocutor?   ¿Qué hay si no hay nadie? ¿De qué nos sirvió el esfuerzo?
Es que no tiene sentido el esfuerzo si no hay quien lo valore o le de sentido. No se puede ser tan estúpido de sufrir para uno mismo. El sufrimiento es un recurso de marketing personal. Y el marketing necesita consumidores.
Hoy eso no pasa. Estoy rodeado de miles de personas. Aunque no hablo con nadie. Nadie sabe nada de mí. Me miran, se dan cuenta de lo que hago, pero no saben ni mi nombre, ni mi origen, ni como llegué acá, ni que pienso de ellos, ni hacia donde quiero ir. Nadie consume mi historia.
Hay miles de posibilidades a mí alrededor, pero ningún interlocutor en concreto. Estoy más solo que en el monte. Y sufro sin padecer sufrimiento aparente.
Ojo que charlo con algunos. Es imposible trabajar o comer en la ciudad sin pronunciar palabra alguna. Pero no consigo mantener una conversación con nadie. Solo son frases necesarias para concretar transacciones comerciales.
Necesito encontrar a alguien.

6 de mayo de 2010

Ni en joda

Si digo que el periodismo es un negocio y no un servicio no creo estar diciendo nada nuevo. Cuánto mucho recibiré la crítica de mi amigo Alejandro -periodista él, tanto de temas deportivos como políticos y económicos-, siempre sentado a la derecha y enfrente mío.
Pero lo que está haciendo Clarín es ya un despropósito. Solo por si esto se lee fuera de Argentina, aclaro que Clarín es un matutino porteño, el más leído del país, que mantiene -en estos momentos- una fuerte oposición al gobierno actual (y viceversa).
Hete aquí, que el mencionado periódico está saturando los demas medios -desde la net- con una serie donde un personaje llamado Rizzutti está en la disyuntiva entre asistir al mundial de Sudáfrica (porque es su sueño, porque es humilde y se ganó el viaje en un concurso, etc) o quedarse para presenciar el nacimiento de su primer hijo.
Quiero ponerme en pesado e intolerante y marcar mi posición de argento-gallego-tano-vasco-terco que soy: Es inaudito plantear una disyuntiva semejante. Establecer ese debate en la sociedad es bajar la vara hasta el suelo en lo que a valores humanos se trata.
Me encanta el futbol. Lo adoro. Pero el nacimiento de un hijo (no importa el orden) es un acontecimiento trascendental único, tan impactante que deja inoperante el lenguaje a la hora de tratar describirlo.
Esto no es más que la Tinellización ético-cultural a la hemos llegado (es una exageración pero creo que vale la crítica). Que todo sea espectáculo, objeto de deseo, comercializable no me parece un rasgo de desarrollo de la sociedad humana. Y, en eso, ni Clarín, ni los medios todos (salvo escasísimas excepciones -como por ejemplo el ciclo "Filosofía aquí y ahora" de canal Encuentro), están generando valor alguno, más aun, siembran confusión, atontamiento y achatamiento entre el público cautivo.
Ni en joda se puede comparar un espectáculo deportivo con el acontecimiento único que representa la llegada de un hijo (la razón de nuestro existir).