26 de noviembre de 2015

Penando quebrantos de ecos inertes, dejé la cueva a conquista de mares.
Llegué donde siempre… lejos de lo anterior, bien cerca mío.
Soy lo que tengo, lo que pienso y hago con ello: aquí o allá; antes, ahora o mañana.
Y si he de morir -como se espera que suceda- que así sea.
Lo que he vivido lo he gozado; lo que pudo ser, fue a partir de imaginarlo.
Los sentidos están sobrevalorados.
Vivo en un mundo ideal, que construyo sin recursos ni esfuerzo, con solo entrecerrar los ojos y dejar que el sol me acaricia la frente.

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